«El honor del señor Oubiña no lo pone en peligro la serie ''Fariña'' sino sus propios actos»

La Voz VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Martina Miser

Vista para sentencia la demanda civil de Laureano Oubiña contra la productora Bambú, A3media y Netflix por supuesta intromisión en su derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen; el ministerio fiscal pidió la desestimación de la demanda

21 nov 2023 . Actualizado a las 18:10 h.

El juicio debería haber empezado a las nueve y media de la mañana, pero la impuntualidad de los trenes que circulan entre A Coruña y Vigo provocó que algunos de los actores principales de la causa abierta por Laureano Oubiña contra la productora Bambú, A3media y Netflix, a cuenta de la serie Fariña, se demorase más allá de una hora. En ese tiempo de descuento, el protagonista indiscutible de la jornada se mantuvo silencioso y tranquilo en los pasillos de los juzgados de Vilagarcía, con uno de sus libros cuidadosamente colocado bajo el brazo. Iba a ser pasadas las doce del mediodía cuando finalmente pudo abandonar la sala, donde también se había mantenido estático, con la portada de su libro bien a la vista. Cuando dejó el edificio judicial hizo ademán de detenerse a hablar con los medios. «Que hable ahora la Justicia», apuntó antes de que un súbito cambio de humor lo hiciese alejarse con pasos rápidos.

Atrás quedaba una sesión en la que su denuncia presentada por los supuestos delitos contra su honor, su intimidad y su imagen en la serie Fariña había quedado lista para sentencia. Por la vía civil, su abogado había reclamado, basándose en la Ley de Protección de Marcas, una indemnización de 1,5 millones de euros. El ministerio fiscal, igual que los abogados de las tres entidades denunciadas, pidió la desestimación de la demanda.

La sesión fue más breve de lo inicialmente previsto: faltaron algunos testigos, como Nacho Carretero, el autor del libro que inspiró la serie, y dos de las hijas de Laureano Oubiña. Así que el peso de la prueba testifical recayó en el guionista Ramón Campos, quien habló en representación de Bambú y de A3media. Fue claro en sus respuestas: la serie se inspira en el libro Fariña, de Nacho Carretero, y en un ingente trabajo de documentación desplegado por el equipo. De todo ese material surgió un contexto en el que la figura de Laureano Oubiña tenía un protagonismo evidente, motivo por el que se optó por llamarlo por su nombre en la trama. «Soy guionista y productor. Cuando nos referimos a hechos históricos, no necesitamos el permiso de las personas que vamos a citar», dijo en tono firme. Señaló que la serie es un producto de ficción inspirado en hechos reales. «Nunca dijimos que Laureano Oubiña traficase con cocaína», replicó con serenidad el abogado, aunque reconoció que durante una supuesta descarga de tabaco una caja se abría y aparecía cocaína. «En la serie queda claro que esa caja pertenecía a Sito Miñanco, que engañaba a Laureano Oubiña haciéndole creer que era tabaco. El delito, en todo caso, se lo atribuimos a Miñanco». Otro de los asuntos en los que se focalizaba la acusación era la existencia de escenas que recogían momentos de intimidad sexual entre Laureano Oubiña y su mujer Esther Lago. Según señala, fue el propio demandante quien relató al actor que iba a darle vida en la serie que, como sabían que tenían el teléfono pinchado, «solían ponerlo debajo de la cama» cuando mantenían relaciones. Sobre las amenazas proferidas contra policías y otras personas por el personaje de la serie, y sobre el carácter agresivo del personaje, señaló que esa fue la sensación que transmitió al equipo de guionistas el visionado de sus vídeos y la lectura de sus entrevistas. 

Ramón Campos señaló que Fariña fue «un éxito de crítica y de repercusión, pero no fue un éxito de audiencia», a excepción de Galicia. «Decidimos que era una historia que había que contar al público joven, la historia de una generación perdida», señaló, y por eso, para atraer a ese público, se eligió la ficción histórica y no un documental. A preguntas de sus abogados, recalcó que Laureano Oubiña es un hombre al que no le disgusta estar en el ojo del huracán mediático y cuestionó que realmente se sienta vilipendiado por la serie: «Tengo un mail suyo de 2019 en el que me pide que haga una serie sobre él», señala. Por no hablar de los libros, blogs y camisetas que ha vendido haciendo alusión a la serie. 

Tras el testimonio de Ramón Campos llegó el turno de Diego Ábalos, representante de Netflix, quien tuvo una intervención mucho más concisa: a través de Netflix, donde se estrenó el 3 de agosto del 2018, la serie llegó a 2,5 millones de hogares en España. Y en todos los capítulos «dice que está inspirada en hechos reales, con contenidos dramatizados para la ficción».

A partir de ahí llegó el turno de las conclusiones. El abogado de Laureano Oubiña reiteró que la serie Fariña atenta contra los derechos fundamentales de honor, intimidad e imagen de su cliente, al haber traspasado los límites de la libertad creativa. El ministerio fiscal, sin embargo, considera que no se ha cometido intromisión ilegítima en los derechos del demandante: estamos ante una ficción inspirada en hechos reales dramatizados a la que no es posible exigir un criterio de veracidad, según sentencias previas del Tribunal Constitucional. Además, el aviso de que se trata de una serie de ficción, la relevancia pública del personaje y que «en modo alguno haya quedado acreditado ningún tipo de daño», llevó al fiscal a descartar la causa.

También los letrados que defienden a A3media, Netflix y Bambú pidieron la desestimación de la demanda. Fue el abogado de Netflix quien se explayó más en su turno de palabra, al contraponer todas las acusaciones y alegaciones de la acusación a hechos reconocidos por el propio Laureano Oubiña y a frases por él  pronunciadas. Recordó una de las que figuran en su tienda web, donde dice textualmente «que no aspira a limpiar su imagen porque no hay sosa cáustica que la limpie».

Finalmente, el letrado de Bambú quiso destacar que dar la razón a Laureano Oubiña en este caso supondría «dar a esta gente las llaves de la censura», evitando la publicación de todo tipo de productos que relaten su historia desde un punto de vista que no les agrade. «El honor del señor Oubiña no lo pone en peligro la serie Fariña, sino sus propios actos»; «el rechazo general de la sociedad gallega hacia el señor Oubiña es solo imputable a sus propios actos».