Adiós a Javier Lendoiro, el creador de la Betamburguer

La Voz REDACCIÓN

A CORUÑA CIUDAD

Francisco Javier Lendoiro Ruanova era uno de los propietarios de Betanzos Carnes y Cárnicum
Francisco Javier Lendoiro Ruanova era uno de los propietarios de Betanzos Carnes y Cárnicum CÉSAR DELGADO

El gerente de Betanzos Carnes falleció de forma repentina a los 56 años

28 mar 2024 . Actualizado a las 11:13 h.

Francisco Javier Lendoiro Ruanova era más que socio, mi amigo de toda la vida, mi hermano. De forma repentina, falleció este martes con solo 56 años. 

Javier era natural de Sas, Velouzás, en el concello de Paderne. Con Ramiro Iglesias, fundamos en el 2008 la empresa Betanzos Carnes y también juntos registramos cinco años después la Betamburguer, la primera, única y especial hamburguesa de Betanzos. Juntos abrimos la primera carnicería en un polígono, el de Bergondo, y pusimos en marcha la marca Cárnicum. Pero fue mucho más que una aventura empresarial lo que compartimos.

Javier era un amante de su pueblo, del campo y de la familia. Estuvo siempre pendiente de sus  padres, Antonio y Celia, hasta el momento en el que no pudieron seguir solos y se fueron a vivir con la hermana de Javier. 

Fruto del amor que tenía por su pueblo, reformó, amplió e hizo obras mil en la casa paterna para poder tener la comodidad que él tanto buscaba para poder residir todo el año allí, alejado del bullicio de Betanzos. Y ahora que ya estaba acabando la última reforma le sobrevino esta terrible desgracia.

Un hombre loco de amor por su Chusiña, su esposa, y por su hija Marta, que era la luz de sus ojos y el faro que le guiaba a trabajar duramente a pesar de los encontronazos que tenían de vez en cuando. Marta, como él mismo decía, era igualita  a él. ¡Qué orgulloso estaba de su hijita! El 5 de abril tenían previsto arrancar cara a Alemania, padre e hija, a participar en su gran pasión, la competición de adiestramiento de perros pastores belga, con sus tres maravillosas perras Lúa, Fervenza y Bratislava. Le gustaba mucho estar con su gente, hablando, entrenando los perros… Una cosa que nunca consiguió fue que yo  tuviera uno. 

¡Que tipo más especial! Nadie, mejor dicho, casi nadie, lo conocía bien. Daba lugar a opiniones totalmente erróneas sobre su persona por su fuerte temperamento, uno de los signos por los que llamaba la atención. Ese carácter fuerte, como él en tamaño, era realmente mucho más pequeño que su ENORME corazón. Solamente lo abrió  a quienes realmente lo merecimos y lo apreciamos.

Sabía perfectamente cuándo tenías algún problema. Javier había de buscar la forma de sonsacártelo hasta que acababas contándoselo. Entonces, amigos, era un depredador: se transformaba en una máquina de pensar y darle vueltas a la cabeza hasta que hallaba una solución. Increíble, ¡qué hombre! Un enorme corazón de bondad que sobrepasaba los límites de su persona. 

Los que tuvimos la enorme suerte de poder contar con su amistad recibimos de él todo presentes y halagos a los que, muchas veces, sus amigos y yo, su hermano —después de 42 años conviviendo juntos casi todos los días del año nos tratábamos siempre de hermanos—, pienso que no le supimos corresponder en su justa medida.

 Descansa en paz, hermano.

**Horacio Máquez es amigo y socio de Javier Lendoiro**