La participación estradense en la construcción del canal de Panamá

David Cofán Mazás
David Cofán A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

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La investigación de la profesora María Luisa Pazos descubrió cómo una familia de las parroquias de Olives y Curantes se instaló en Costa Rica con la obra como reclamo

28 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El 15 de agosto se cumplirán 110 años de la inauguración del canal de Panamá. Una proeza de la ingeniería que permite conectar el océano Atlántico con el Pacífico a partir de un sistema de esclusas integradas a lo largo de 80 kilómetros. Se estima que el 6 % del transporte marítimo internacional transita por una infraestructura que ayudaron a levantar miles y miles de gallegos. Las cifras arrojan una presencia masiva, de entre 8.000 y 12.000 personas, para la construcción de una empresa colosal que también segó la vida de muchos de ellos. Numerosos estradenses formaban parte de esta mano de obra gallega, llamados a Panamá y Costa Rica entre finales del XIX y principios del XX en busca de mejores oportunidades.

La profesora titular en Historia de América por la Universidade de Santiago de Compostela (USC), y natural de A Estrada, María Luisa Julia Pazos Pazos, realizó una investigación sobre la presencia de estradenses en el canal de Panamá que viene recogida en el volumen 17 de la Miscelánea histórica e cultural de A Estrada. Su trabajo sienta las bases para futuras investigaciones no solo del papel local en dicha construcción, sino también para seguir los pasos de nuestros antepasados al otro lado del charco.

Pazos pone el foco en la emigración a Costa Rica, que por su ubicación geográfica era un territorio idóneo para acudir al lugar donde se desarrollaban los trabajos. «En un principio en Costa Rica no había mucho trabajo, el que había estaba en el canal. Gracias a ese contrato conseguían una estancia en América que les permitía pasar a Costa Rica después, que era un sitio idílico para vivir», relata.

La emigración a América —así como a cualquier otro lugar— traza un patrón muy concreto. El grueso de los emigrantes seguía lo pasos de un vecino o familiar que se instalaba en la zona primero. Una especie de ancla en el nuevo continente que, en vista de su fortuna y las mejores perspectivas laborales, servía como acicate para el desembarco de más personas.

Ticos de origen estradense

La profesora Pazos descubrió en sus pesquisas que ese «ancla» para la diáspora estradense a Costa Rica fue Pedro Pereira Míguez, que aunque nació en Cádiz, sus padres, Rafael Pereira y Juana Míguez, eran originarios del lugar de A Somoza, en la parroquia de Olives. «No tenemos la fecha exacta en la que emigró a Panamá, pero gracias a los recuerdos de sus descendientes de tercera y cuarta generación sabemos que trabajó en el canal», atestigua en su investigación. Considera que inició «la cadena más grande de emigrantes gallegos que se encuentran actualmente en Costa Rica». Solicitó la nacionalidad costarricense en 1894 e hizo fortuna en la producción de cacao y café. «A partir de Pedro Pereira empezaron a ir los demás. Era una familia muy numerosa, con nueve hijos», asegura.

Llevó allí a sus hermanos, diversificando sus actividades comerciales y artesanales. «La tercera y cuarta generación cursaron estudios universitarios. Algunos se instalaron en países como Argentina o Venezuela», detalla en su investigación. Por tanto, Pazos sostiene que la presencia estradense en la zona provino de una familia originaria de dos aldeas: Somoza, en Olives, y Pereiras, en Curantes. «Unos tiraron por los otros y allí se fueron. Trabajar en el canal les dio facilidades para tener sus papeles y, de hecho, en el Centro Gallego de Costa Rica todos son de A Estrada», afirma la profesora titular de la facultad de Xeografía e Historia.

SILVIA REY PEREIRAS

Escapando de la pobreza

La pésima situación económica en Galicia obligaba a emprender el viaje al nuevo mundo. Una de las áreas con mayor emigración a América fue la del interior de Pontevedra. Es más, señala que la mayoría de los gallegos que trabajaron en el canal provenían de esta provincia. «La gente emigraba porque son de aldeas paupérrimas, muy pobres. En el algunos concellos ni siquiera el estraperlo con Portugal les daba demasiado dinero», apunta.

«A Estrada tenía agencias que contrataban emigrantes para América»

A finales del siglo XIX y principios del XX alcanzar el continente americano no era tan complicado. En el caso del canal de Panamá, señala que los Pereira acudieron por contratas que la propia compañía americana encargada de la explotación abrió a nivel internacional. Además, asegura que en el periódico El Emigrado, editado en A Estrada, es muy probable que hubiese anuncios relativos a estas contratas.

«Nosotros teníamos fácil la emigración a América porque teníamos los barcos que conectaban con los puertos de Veracruz y Cuba que salían de A Coruña y Vigo», comenta Pazos. «Otro camino fue por Cádiz. Mucha gente de A Estrada se estableció allí o en el Puerto de Santa María, otros, como mi padre, se embarcaban rumbo a América», añade. Explica que en aquellos tiempos no había pasaporte, lo más parecido era un papel que escribía el cura de cada parroquia a quien tenía intención de emigrar en el que figuraba su nombre y procedencia. «Con eso entrabas en América desde la época virreinal hasta principios del siglo XX», apunta.

Otra manera de conseguir pasaje para el nuevo mundo era a través de agencias de contratación. «En El Emigrado había cantidad de agencias, que ahora las hay en México. Contrataban gente para irse a Cuba. Iban directamente a las haciendas o al servicio doméstico. A Estrada era un camino con cuatro casas y tenía este tipo de agencias. Pagabas el viaje a Vigo y ya te ibas a América con un contrato que te servía para entrar», indica. Este panorama cambió con las Guerras Mundiales momento en el que se restringió la entrada de emigrantes, empezando a exigir más documentación.

Atraídos por el canal

Sobre los destinos favoritos para los estradenses, destaca Venezuela, Cuba o Brasil, aunque pone el foco en Estados Unidos, con una amplia diáspora procedente de A Estrada. En el caso de Centroamérica, afirma que el factor principal que atrajo a estradenses y gallegos fue la construcción del canal de Panamá.

«Los vínculos de la aldea permanecen en la diáspora aunque estén en países diferentes»

El trabajo de María Luisa Pazos no es el único a este respecto. La fallecida Milagros Castro se dedicó a conocer los detalles de la diáspora estradense. En sus pesquisas en el Archivo del Obispado de Santiago descubrió la existencia de un vecino de Curantes en Veracruz (México) a finales del siglo XVI. Su nombre era Juan de San Martiño. Pazos hace referencia a la ingente cantidad de documentación por analizar, como por ejemplo los archivos franceses y estadounidenses en los que se refleja la contrataciones para las obras del canal y que a buen seguro desvela más estradenses que tomaron parte en su construcción.

Generalmente se tiene conocimiento de aquellos que tuvieron fortuna gracias, por ejemplo, al registro de sus propiedades. Más complejo es conocer la huella de aquellos que pasaron sin pena ni gloria, o incluso perecieron en una empresa tan peligrosa. Pazos recuerda en su artículo que la mortalidad en las obras del canal fue tan alta que el Gobierno prohibió temporalmente la emigración a Panamá. «Para tirar del hilo el historiador debe acudir a los cementerios, a los libros parroquiales. A veces los párrocos, aunque murieran en el extranjero, ofrecían una misa por su alma en su parroquia de origen. El Obispado de Santiago recogió casi toda esa información y la tienen aquí», explica.

Otro elemento a tener en cuenta son los lazos entre emigrantes. «Hay que tener en cuenta que los gallegos de Brasil o Venezuela acudían a las fiestas del centro gallego a por algún pariente para casarse. Los vínculos de la aldea permanecen en la diáspora, aunque estén en países diferentes», afirma.