«Mano de hierro», la serie que muestra que el crimen también llora

Borja Crespo MADRID / COLPISA

PLATA O PLOMO

Chino Darín, en la serie
Chino Darín, en la serie Netflix

El narcotráfico vuelve a ser el motor de una serie con reparto coral, sobre el lado oscuro del ser humano: el «true crime» y las historias de familias mafiosas

26 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Avisamos, de entrada, que Mano de hierro se vende como una miniserie, pero nada más lejos de la realidad. El octavo y último capítulo deja mucha historia por delante, como si el coitus interruptus del clímax atendiese a un inoportuno corte publicitario sin continuidad. La mitad de los personajes se han quedado por el camino, alguno carismático, lo que refuerza la sensación de que probablemente como miniserie, con seis episodios tan solo, el arco argumental hubiera ganado en solidez. Hay mucha paja a lo largo de las ocho entregas disponibles, sobre todo una retahíla de flashbacks que embarran la narración, atendiendo al actual esquema que triunfa en Netflix. Aparentemente, el formato serializado funciona mejor en las estadísticas —que no creativamente—, con un reparto coral, un ritmo de montaje que no deja apenas respirar y abundantes saltos en el tiempo que fragmentan el visionado, generando un rompecabezas que el espectador debe completar en su agitada cabeza. Atraer la atención de la audiencia es básico y los recursos mentados, que también podemos ver en fenómenos de actualidad que arrasan en otras plataformas, como Reina Roja, son tendencia.

Mano de hierro sigue la estela de Narcos, de éxito internacional —¡cómo nos gustan las historias de familias criminales!—, y otras propuestas nacionales recientes, como El inmortal, apadrinada por Movistar +, a la que ya le funcionó Gigantes. También está Los Farad, en Prime Vídeo, por tomar otro ejemplo estrenado en la presente temporada. Si hiciésemos un repaso histórico y hubiera que elegir un título importante en la misma línea, nos quedamos, sin dudarlo, con Crematorio, que ya tiene unos cuantos años.

La nueva apuesta de Netflix se centra en el control del paso de mercancías de dudosa procedencia y peor destino en el puerto de Barcelona. Un alijo potente de cocaína en estado puro desaparece por arte de birlibirloque y se lía parda entre varias facciones implicadas. La familia Manchado ve cómo se tambalea su reinado. Las mentiras, la traición y la venganza están servidas.

La mayor baza de Mano de hierro es su inconmensurable casting. Creada por Lluis Quílez, responsable de Bajocero, un thriller solvente rodado con nervio que tuvo un indudable tirón en streaming, cuenta con numerosos rostros de nuestro cine y televisión.

Actores de raza La alineación es una locura, empezando por Eduard Fernández —el líder manco con un gancho que da pie al título— y Sergi López, de sobrada trayectoria. Ambos actores de raza encarnan a los hermanos Manchado, gerifaltes de un clan cuyo árbol genealógico sufre infortunios. Natalia de Molina, Chino Darín, Jaime Lorente, Enric Auquer, Daniel Grao, Ana Torrent, Salva Reina, Cosimo Fusco. el plantel es espectacular, pero el buen hacer del mismo, defendiendo una indudable producción de nivel, no es suficiente para apuntalar una acción que se antoja poco creíble por momentos, sobre todo cuando entran en juego los flash backs y alguna subtrama farragosa, incluso antipática (el cartel mexicano). Se nota que han manejado un presupuesto holgado, bien aprovechado en la ficción que transcurre en el presente. Cuando toca hablar del pasado, la apuesta, incomprensiblemente, se resiente y las imágenes no aportan, en general, información de interés real. Su razón de ser parece consistir en la ampliación de metraje para generar más capítulos y enganchar al espectador con una lectura fragmentada. Hay escenas de tiroteo bien llevadas y momentos de violencia explícita que casan con el argumento, no buscan solo el efectismo. Los giros de guion se amontonan, con hechuras de culebrón, especialmente en un tramo final que abre más puertas que cierra, sin atisbo alguno de ofrecer una mínima conclusión. Esperemos que haya una segunda temporada, aún sin confirmar. De lo contrario, la sensación no es nada satisfactoria tras concluir ocho extensas entregas. Ya pasó con La noche más larga. La calidad no implica que la propuesta se renueve. Así son las cifras que manejan las plataformas, como un terrible Tripadvisor.