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Nieve en las montañas y primeros brotes en las viñas de Ribeira Sacra

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

AGRICULTURA

La cosecha del 2021 fue aún más precoz que la de este año en la brotación de las vides
La cosecha del 2021 fue aún más precoz que la de este año en la brotación de las vides TERRA BRAVA

La cosecha se expone al riesgo de heladas en algunas zonas por el calor anómalo de febrero

08 mar 2024 . Actualizado a las 10:07 h.

El tobogán térmico que caracteriza la recta final del invierno se deja sentir en muchas viñas de la Ribeira Sacra. Las temperaturas primaverales que se registraron en la segunda quincena de febrero dieron paso a las nevadas de comienzos de marzo. Con las cumbres de O Courel y O Incio teñidas de blanco, las vides comienzan a despertar estos días del período de letargo invernal en algunas zonas de ribera. La brotación no es ni mucho menos generalizada a estas alturas, pero en los viñedos en los que se produjo los viticultores cruzan los dedos por lo que pueda pasar cuando asomen las heladas que probablemente aún habrán de llegar. «A min e a uns cantos máis chéiranos un tanto a desastre», dice Breo Pereiro, de la bodega Terra Brava.

En Terra Brava se han apresurado a publicar en sus redes sociales una foto de una vid ya brotada con el objetivo declarado de callar a los más escépticos. El proceso de elaboración del vino con esa marca se lleva a cabo en O Incio, de donde es originario el bodeguero. Las uvas, sin embargo, proceden de un viñedo ubicado en la ribera de Doade, al abrigo del cañón del Sil. Allí fue fotografiada la cepa —de nueva plantación— en la que comienzan a tomar cuerpo las primeras hojas. «A foto —explica Pereiro— fíxoselle a un enxerto, pero hai cepas vellas que están igual de adiantadas».

Las vides más jóvenes suelen ser las primeras en abrir sus yemas y también las más expuestas a sufrir las consecuencias de los cambios bruscos de tiempo en esta fase inicial de su desarrollo. «O seguro das xeadas vai ser importante este ano», vaticina la bodega Terra Brava al hilo de su publicación. Esta observación tiene su precedente más reciente en el año 2020, cuando las heladas de comienzos de abril se llevaron por delante buena parte de una cosecha especialmente precoz en la brotación.

Con la poda sin terminar

«Canto máis tarde agromen mellor, pero a vide ten os seus ciclos e non sempre se axustan ao calendario», señala el ingeniero agrónomo Victoriano Pérez. Y el tiempo irregular de las últimas semanas también afecta a la planta en la salida del parón invernal. «Veñen uns días de calor —explica— e de repente volve o frío de novo. Agora din que van baixar as temperaturas e iso vai paralizar a savia, vaille dar para atrás aos gromos». Esos primeros brotes asoman, curiosamente, en zonas de viñedo en las que todavía no se completó la poda invernal de las vides.

Sobre marzo dice un refrán popular que trae «un día malo y otro bueno». En los días que van de mes parece ajustarse a este guion. Menos previsibles fueron las altas temperaturas del mes de febrero, una primavera adelantada que propició la brotación de las vides en sitios donde no suele ser habitual. El alcalde de Monforte y presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, viticultor en los contados ratos libres que le deja la política, comentaba esta semana, en una conversación informal con los periodistas al término de una rueda de prensa, que ya tiene brotadas todas sus cepas de garnacha. El viñedo que cultiva está en lo más abrigado de la ribera chantadina de San Fiz, pero esa zona del Miño no se caracteriza por un despertar temprano del viñedo.

El adelanto en el ciclo vegetativo de la vid es una constante en las últimas cosechas y se traduce en la necesidad de anticipar la vendimia a la segunda quincena de agosto en un numero creciente de viñas. En los años 2020 y 2021 la brotación se produjo en pleno mes de febrero en amplias zonas de la Ribeira Sacra, donde las riberas están más abrigadas y hay más horas de exposición solar.

Una investigación internacional valora el efecto del cambio climático sobre el godello

Muchos viticultores de la Ribeira Sacra toman nota de la moda de los vinos blancos y se plantean reconvertir sus viñas ante los problemas que encuentran para dar salida a la uva tinta. El godello es la variedad en la que ponen sus miras por su mayor demanda, aunque deben tener en cuenta que está también entre las que requieren una viticultura más exigente debido al calentamiento global. Esta circunstancia queda de relieve en un estudio suscrito por autores de diferentes países, entre ellos dos investigadores de la Xunta de Galicia, publicado en el International Journal of Plant & Soil Science.

El trabajo —publicado en inglés— aborda los efectos del cambio climático sobre la variedad godello en el contexto de la viticultura heroica que caracteriza a la denominación de origen Ribeira Sacra. Para su elaboración se realizó un seguimiento del ciclo vegetativo del godello en las cosechas del 2017, 2018 y 2023. Los controles se llevaron a cabo siempre sobre cepas de un mismo viñedo en bancales situado en el paraje Soutochao, en la ribera del Sil a su paso por Doade.

Dos maduraciones distintas

Los autores subrayan que esta variedad es muy sensible a condicionantes meteorológicos como los que se dieron en la cosecha del pasado año, marcada en la Ribeira Sacra por la sequía y las altas temperaturas primaverales. Aunque advierte de la diversidad de microclimas de este espacio vitícola, la investigación concluye que el calentamiento global puede comprometer la calidad de la uva en determinados escenarios al adelantar la maduración alcohólica sin que se complete en pieles y semillas.